Ubica el provocador. Métete en el cerebro de tu hijo y averigue porque está actua de una manera. ¿Qué factor le provoca su traversura? ¿Hay un patrón del mal comportamiento? ¿Está cansado, aburrido, tiene hambre, está sobre estimulado o solo se encuentra en el lugar y tiempo equivocado (por ejemplo, un niño de 16 meses en el Centro Comercial a la hora de la cena)? Al discubrir el fondo del comportamiento podrás mejor evitarlo.
Reenforzar lo positivo. Los niños pequeños no saben que un comportamiento es “bueno” o “malo” hasta que tu les diga. Cuando reciban una respuesta positiva, están motivados a continuar el comportamiento. Cuando repetitamente reciben una respuesta negativa, lo dejan x comportamiento (a menos que la respuesta negativa la vean como positiva, ej. Alguien me dio caso). Por esta razón, es importante corregir comportamientos no deseables antes que posible. Si no, estes comportamientos llegan a ser parte de su forma de acutar y son mucho más dificiles modificar.
Alimentar las flores, arancar la mala hierba. El conducto de un niño en crecimiento está lleno de comportamientos deseables y no deseables- las flores y la mala hierba. Al nutrirlas, las flores crecen tan bellas que casi no se da cuenta de la presencia de la mala hierba. Pero muchas veces las flores se marchitan en ciertas estaciones y la mala hierba se empieza ser notada. Si se espera que pase la estación, la mala hierba disminuye, y las flores florecen de nuevo – aveces tan bonitas que te olvides de la mala hierba. A veces la mala hierba crece más rápido que las flores, y las tienes que aranca antes que crezcan encima de las flores. Así son los comportamientos del niño en desarrollo. Parte de disciplinar un niño es arancar lo no deseable que lo hace dificil convivir para que lo deseable florezca y hace que sea agradable estar con el niño.
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