El cáncer infantil (CI) es una enfermedad más frecuente de lo que se piensa. Sin embargo, en México este padecimiento ha alcanzado en la actualidad un triste segundo lugar como causa de mortalidad infantil.
Aunque esta enfermedad tiene ya características de epidemia a nivel mundial, en países desarrollados como Estados Unidos la incidencia del cáncer en los niños ha ido decreciendo desde la década de 1980 gracias, en gran parte, a la prevención temprana.
Algunos de los tipos de cáncer que afectan con más frecuencia a los niños son:
Enfermedad de Hodgkin: (Linfoma) El sistema linfático es el que se encarga de que nuestro cuerpo se defienda contra las infecciones que lo ataquen. A las células que logran eso se les llama linfocitos. La Enfermedad de Hodgkin aparece cuando los linfocitos se reproducen de manera anormal. Puede invadir el bazo, el hígado, la médula ósea y los pulmones, disminuyen los glóbulos rojos y la hemoglobina, hay sudoración anormal nocturna, fatiga persistente, anemia, pérdida de peso, fiebre y crecimiento no doloroso de los ganglios linfáticos alrededor del cuello, axilas e ingles.
Linfoma no Hodgkin: Se le llama así cuando un grupo de tumores malignos se originan en los ganglios linfáticos. Es más común su presencia en el abdomen y en el tórax. En ocasiones se presenta como una leucemia. Algunos síntomas son dolor abdominal, problemas respiratorios, crecimiento no doloroso de los ganglios linfáticos alrededor del cuello, axilas e ingles, pérdida de peso, fiebre, fatiga, obstrucción intestinal y crecimiento abdominal notorio.
Tumores cerebrales: Este tipo de tumores afectan en gran medida las capacidades físicas de la persona que lo padece. Los síntomas que suelen presentarse son dolor de cabeza, irritabilidad, fatiga o somnolencia inusual, vómito eventual sin náuseas, alteraciones o pérdida del oído, de la visión, del habla, del gusto, del equilibrio, del olfato o del control de los movimientos. En un tercio de los casos de tumor cerebral se presentan convulsiones.
Tumores de la médula espinal: El cerebro y la médula espinal (localizada en la columna vertebral) forman el Sistema Nervioso Central (SNC) del cuerpo. Los tumores de medula espinal son similares a los que se desarrollan en el cerebro, ya que ambas estructuras tienen el mismo tipo de tejido, aunque los tumores de la médula espinal son menos frecuentes que los cerebrales. La mayoría de los tumores de medula espinal suelen ser el resultado de tumores originados en otras partes del cuerpo. Cuando se desarrolla un tumor en la medula espinal, este detiene el flujo de mensajes del cerebro hacia los nervios del cuerpo, con lo que se producen los síntomas característicos de esta enfermedad, como dolor -ya que el tumor ejerce presión sobre la columna vertebral-, pérdida de sensibilidad y de habilidad para mover los brazos o las piernas. En algunas ocasiones únicamente se paraliza un lado del cuerpo.
Leucemia: Esta enfermedad no es hereditaria o contagiosa. La mayor parte de las veces se presenta en niños previamente sanos. Por tratarse de una proliferación de células inmaduras y anormales en la sangre, a la leucemia se le considera un "cáncer de la sangre", cuya causa puede deberse a la conjunción de agentes como radiación, sustancias tóxicas, virus y otros, que en general resultan desconocidos, pero que al actuar juntos desencadenan su desarrollo. Algunos síntomas son: cansancio, falta de apetito, fiebre intermitente, dolor en los huesos, disminución de glóbulos rojos, plaquetas y glóbulos blancos, aparente anemia, sangrados espontáneos, manchas en la piel o grandes hematomas. Hemorragias a través de la nariz, boca y recto, además de la hemorragia cerebral.
Rabdomiosarcoma: Es un tumor maligno que afecta a los músculos del cuerpo. Suele desarrollarse en la cabeza, el cuello, los brazos, las piernas, el tronco, el retroperitoneo (región muscular posterior de la columna y cadera), el interior del tórax, el intestino, el estómago, el hígado, las vías biliares (conductos de la vesícula), los genitales y las vías urinarias, entre otros. Los síntomas se relacionan directamente con los órganos del cuerpo que han sido afectados.
Retinoblastoma: Es un tumor canceroso que afecta las células de la retina (parte interior del ojo). Los principales síntomas son: lagrimeo, coloración roja del ojo, estrabismo, presencia de un área blanca en el centro del ojo (pupila).
Sarcoma de Ewing: Este tipo de cáncer se desarrolla en los huesos y el tejido alrededor de ellos, apareciendo con más frecuencia en huesos largos como el fémur, la tibia de la pierna, el húmero, el radio y el cúbito del brazo. También la pelvis, la cadera, la escápula. Sus síntomas son: dolor, aumento de volumen de la parte afectada, entumecimiento o debilidad de brazos y piernas, estreñimiento severo o pérdida del control para orinar, tos persistente o un dolor intenso al respirar profundo.
Neuroblastoma: Afecta tanto las glándulas suprarrenales como el sistema nervioso. Los síntomas se relacionan directamente con los órganos afectados, sin embargo, pueden presentarse síntomas como presión arterial alta, enrojecimiento, sudoración de un lado del cuerpo, fiebre, irritabilidad, dolor en piernas, brazos o huesos.