sábado, 19 de octubre de 2013

Dormir en la cama de los padres, ¿sí o no?



Existen múltiples controversias alrededor de si los bebés deben dormir o no en la cama de los padres. Hoy en día investigaciones serias y profundas han llegado a la conclusión  de que el niño debe dormir desde un inicio en su cuna y de ser posible en su habitación, ya que es una manera de fomentar su autonomía desde el inicio de la vida, una manera de proteger la intimidad de los padres y facilitar al bebé un desarrollo sano.
El sueño es una necesidad vital, pero también debe ser orientada por los padres desde el inicio de la vida, así como el comer, enseñarle a vestirse, a ducharse solo, a tener privacidad, etc.

El llevar al bebé o al niño a la cama de los padres siempre tiene motivos justificables:  Cuando el bebé no quiere dormir, ponerle en la cama de los padres puede ser una solución muy cómoda para no tener que levantarse, otra es que durante la lactancia lo mas fácil para la mamá, sea  traer al bebé a la cama ya que el bebé puede mamar libremente sin que la madre se tenga que levantar.

Cuando el bebé llora, los padres tienden a traerlo a su cama pues justifican que solo deja de llorar cuando se acuesta en la cama de los padres.

El dormir con los hijos en la misma cama diariamente y por espacio de más de 4 horas recibe el nombre de colecho.
¿Por qué evitar el colecho si es una actividad inocente y placentera y además facilita a los padres la atención y cercanía con los hijos?
El desarrollo sano del bebé se da en varias áreas: crecimiento, motricidad gruesa, fina, etc. pero a la par otras áreas empiezan su maduración también; las relacionadas con las emociones, los afectos y la sexualidad.
La principal fuente de adquisición de la maduración es a través de las sensaciones, ya que en las etapas iniciales de la vida el bebé no ha desarrollado capacidad de simbolización. Todos los sentidos están alerta y sensibles a cualquier estímulo, por ello, el tono de la voz, el olfato, el oído, el gusto, mirar y ser mirado, el tocar y ser tocado es la forma en que el bebé interpreta la realidad.

Todas estas experiencias quedan grabadas en la mente del bebé, aunque no las recordemos en la vida adulta y forman parte importante de la formación del carácter y la personalidad del niño.

El dormir en la cama con los hijos sobreestimula al bebé. Si los padres tienen intimidad en presencia del bebé, éste se angustia pues no puede interpretar la situación como un acto de amor. Igualmente, el roce piel a piel y la cercanía toda la noche lo confunden y estimulan sensaciones corporales de manera prematura.

Sólo los padres duermen juntos en la misma cama y eso es algo que desde pequeño necesita internalizar. Además es también un acto de seguridad para bebés muy pequeños, muchos niños mueren por asfixia o sofocación por dormir con los padres.
Cuando el bebé está enfermo a veces es justificable traerlo con los padres en su cunita mientras mejora, pero cuidando la privacidad e intimidad de los padres.
El apego es otra cuestión que está de por medio. Cuando alentamos independencia, también le ayudamos a nuestros hijos a aceptar la separación como parte de la vida y que separación no necesariamente significa abandono o desamor.
La calidad del cariño se transmite a través de actos como la atención de sus necesidades  básicas, educación, compromiso, presencia, expresión del cariño, etc. Puede existir un apego sano sin que apego signifique estar pegados, sino la internalización y confianza del amor de los padres aunque no estén presentes.
La distancia óptima con los hijos es aquella que permite estar lo suficientemente lejos para que el niño explore el mundo y sea creativo y a la vez lo suficientemente cerca cuando te necesite.

Dormir juntos con los hijos en la cama no es el mejor método para buscar cercanía y apego con los hijos, en realidad les genera miedos y dependencia y una distorsión de la cercanía y el amor. También puede transmitirles que los padres están angustiados o tienen miedo de su labor de padres.
Dormir con los padres se convierte en un hábito frecuente, cuando no hay suficiente espacio. La creencia de que el dormir con los hijos les provee de mas amor y proximidad es errónea. Esto en realidad retrasa el desarrollo de su individualidad y también retrasa el entendimiento de que se debe respetar la privacidad de los padres. Puede hacer al niño inseguro y crear trastornos del sueño en otras etapas de la vida.

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